jueves, junio 15, 2006

Mi sicóloga y yo

El recurrente tema de las postergaciones y mi madre, tan recurrentes en mi vida y en el blog, me hicieron tomar la decisión que quizás sería bueno ir a un psicólogo; nunca había ido a uno, y quería ver qué tal. Cuando empecé a averiguar cuánto costaba la gracia, lo dejé de lado hasta que una nueva amigui me contó que ella iba “gratis” a terapia con los alumnos de una universidad privada, de último año de psicología, y que me iba a conseguir una hora

Y ahí estaba yo… como loro en el alambre, esperando en el cadalso la hora de la verdad, cuando aparece una chica de no más de 25 años, rubiecita y bien dije, y me dice “pasa”

¿Qué hace una treintona de 1.70 de estatura ante una chica flaquita y pequeñita, que te mira con cara de “echando a perder se aprende”? Bueno, estaba ahí, las cartas estaban tiradas así es que entré y me senté.

Como nunca había ido al psicólogo, no sabía como era la cosa, aunque no esperaba más que una conversación monotemática donde no se iba a resolver nada, porque no hay ningún libro que a uno le enseñe las cosas de la vida (odio los libros de autoayuda con esos patéticos títulos como “Cómo ser feliz” o “Sea millonario en 30 días”)

Y comenzamos. Y comencé. Hablé sin parar durante 1 hora a una niña que no había visto en mi puta vida, sobre temas que tarde meses y años incluso en contar a mis más grandes amig@s. Ella me miraba con la misma expresión durante toda esa hora, o sea, no se inmutó por nada, sólo anotaba “cosas” en un papel a los que mis ojos no tenías acceso.

Cuando terminé y vi todo el tiempo que había pasado, y que tenía la boca más seca que escupo de momia, me dice “¿te parece que nos veamos la próxima semana, a la misma hora y en el mismo canal?” Claro, le dije. Y salí

Las sensaciones fueron diversas. La verdad es que siempre he sido más buena para escribir que para hablar, y lo que sentí después de hablar tanto rato, fue extraño. Quedé como hiperventilada con ganas de no sé qué, como que me agoté y llamé a mi princesa para contarle y luego hubo una seguidilla de más cosas que iba sintiendo, que terminaron por dejarme down durante todo lo que quedaba de día

Aún no tenía impresiones respecto a esta “niñita” que había tomado mi diario de vida con plena autorización y lo había leído casi entero, pero decidí ir a la siguiente cita.

Hoy ya voy para mi sexta sesión y debo decir que ha sido super gratificante. Debo pedir expresas y públicas disculpas a mi pequeña terapeuta porque la subestimé, bueno, tampoco tenía mucha experiencia en estas lides de la sicología, y debo decir que ahora ella ha logrado (no sé cómo, bueno, para eso es wena) sacar mis demonios y mi ángeles también desde dentro, conocerlos, y saber vivir y convivir con ellos

No sé si algun@ de ustedes ha tenido experiencias con sicólogos, porque me gustaría enormemente tener otras opiniones.

¡Grande, Marce!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes que nada, querida Viajera, yo tmb te extrañaba bastante, he entrado en varias ocaciones a tu blog, pero sin comentarios, por lo que me disculpo. Y ya estoy haciendo otro blog, luego dejo la direc. Y de la psicóloga ps que bien que le diste la oportunidad de que se conocieran mejor, además de que las 2 están teniendo algo positivo. Yo acudí una sola vez a un psicóloga y no me agradó, soy más de los psiquiátras... sorry, Im doc. Nos vemos. Besos y saludos a tu princesa. Love E.

Viajera dijo...

Chikamak: es cierto eso de ver las cosas de diferentes enfoques... te dicen una frase y ahí quedaste, sin más que decir. Pero es fundamental terminar la terapia!

Doc: APARECISTE!!!!! qué gusto saber que restableceremos lazos, mira que te he extrañado, tengo ganas de saber de ti. Mi experiencia con el único siquiatra al que fui es que me embetunó con ravotril y otras pastillejas con estrella verde, pero con la sicóloga ha sido diferente, porque la medicina es la conversación
Besitos y espero pronto tener noticias tuyas

Rachel: qué lata que te impongan una terapeuta, pero bueno, qué le vas a hacer!
Cuál es la idea de no poder dejar recaditos en tu casa? Al menos un correíto para saber de ti
Muchísimos besitos

Anónimo dijo...

Hola, guapa! Me alegro de que te esté sirviendo la terapia. Yo fui una temporada a otra psi para intentar entender lo que me estaba pasando en mi orientación sexual. Sí que me ayudó a definir y aceptar un poco las cosas, pero tengo la impresión de que podría haber sido algo mucho más breve... y menos costoso. El último día, le dije que no quería seguir, y ella no estuvo de acuerdo, me pidió que continuara hablándole de mi vida, de lo que fuera, pero le dije que ya tenía las respuestas que había ido a buscar y que lo dejaba. Me respondió que entonces me podía pasar cualquier cosa, le pregunté que qué clase de cosa, se encogió de hombros, me sonó a amenaza indefinida... y eso me confirmó que era mejor cortar ahí.
Tiempo después, he encontrado mucha ayuda en la actividad física. Hoy día, no puedo prescindir del deporte, te lo digo por si te animas a practicar alguno, aunque al principio dé un poco de pereza, je, je...
Cuídate mucho y ya nos contarás cómo sigue esa terapia, besos ;-*

Anónimo dijo...

Bueno, mientras te escribo este cometario te estoy acompañando a la oficina por teléfono jajajaja!.
Sabes que apoyo todas tus iniciativas y`ésta no fue menor. Estoy tan orgullosa de ti! No sólo porque buscaste ayuda profesional para encausar de mejor forma tu vida sino además porque te hiciste cargo de un peso que muchos omitimos por miedo, falta de ganas, tiempo ó dinero: la culpa. Tema no menor si ella es la causa de algunos actos y decisiones trancendentes como salir de casa, estar con alguien, seguir caminando, mirar de frente... Prestaste atención a tus síntomas y te hiciste cargo de ello. Ahora ya estás un poco más avanzada que cuando escribiste este post y creo que, si bien tus "pequeñas explosiones de ira" aún se encuentran manifiestas en tu mentón, al menos volver a casa después de un maravilloso fin de semana ya no trae consigo la culpa de enfrentar con mentiras las situaciones e intentar responder lo menos evasivamente aquellas "preguntas capciosas" (esperando obviamente que no te pregunten ni te comenten nada en todo momento).
Este comentario, un tanto enredado, es simplemente para decir
Gracias, por continuar creciendo
Gracias por preocuparte de ti, de tus emociones, de tus miedos, Gracias por buscar una tercera respuesta a las miles de preguntas que en algún momento alguna amig@ ha intentado responder...
Me haces inmensamente feliz ayer, hoy y siempre...te amo.